Con la instalación del Consejo general del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), en sesión solemne y en lo sucesivo en los Consejos Distritales y Municipales en la entidad, prácticamente el proceso electoral concurrente con los comicios federales está en marcha, y dentro de un desfase de poco más de tres meses de entre un precisamente proceso y el otro, lo imperativo sea llevar a cabo “elecciones limpias, transparentes, participativas, y un elevado grado de madurez y civilidad política”, que llamen efectivamente a la competencia libre, y eviten la fragmentación, la división y el odio entre Mexicanos por el simple hecho de pensar diferente una visión de Estado que no a todos ha convencido en su paso aún por Palacio Nacional.
La elección del 2024, en la que se renovarán mil 302 cargos para diputaciones locales y ayuntamientos, y serán convocados a las urnas poco más de 12 millones 852 mil mexiquenses, además de la impresión de 25 millones de boletas, sin lugar a dudas, para el nuevo régimen instalado en el Edomex encabezado por la gobernadora, Delfina Gómez Álvarez, manifestará ser la gran “prueba de fuego y el mejor ejercicio de la congruencia”, y no repetir de manera quizá, más grotesca lo que tanto han criticado del pasado, de los “conservadores, de los racistas y los clasistas, de los corruptos y los incorruptibles”, de los honestos, y deshonestos, cuando al “cambiar de camisa”, hoy en día como que todo aquella “maldad” fue liberada, sanada o desaparecida.
La apuesta es enorme al registro de no menos de 13 mil candidaturas, y algo sorprendentemente que bien valdría la pena, de una actuación desde el Gobierno de la entidad como auténticos demócratas, comportarse con altura de miras en la imparcialidad y neutralidad que se requiere, y ni “modo”, y aunque la estrategia de “la dadiva” sea con toda claridad el modelo de “operación político-electoral”, enriquecer la propuesta, ofrecer soluciones viables y alcanzables, motivar y emocionar a los potenciales votantes, y abatir además los altos niveles de abstencionismo, la elevada inseguridad, y de manera prioritaria, en los distintos territorios ocupados en la entidad mexiquense, y no exclusivamente en el Sur, en el Oriente, Poniente, y el Centro, para pacificar el Edomex.
Por otra parte, y aunque el propio secretario general de Gobierno, Horacio Duarte minimice las consideraciones de partidos políticos en la entidad de no postular candidatos por las condiciones de seguridad en municipios y distritos sureños en el sentido de que “es un pretexto en realidad, porque no tienen presencia territorial en toda la entidad”, como que la apreciación es sumamente temeraria, o quizá de alta soberbia ahora con su partido movimiento en el gobierno estatal, morena, y no olvidar las luchas de perredistas y diversos hechos, asesinatos de candidatos a alcaldes, diputados y ediles en aquella región, la no instalación de casillas, y con ello la falta de funcionarios de mesas directivas, robo de urnas, quema de boletas, grupos “armados en plena jornada electoral” instrumentando “el voto de miedo”, y tanta “madre”, y es hasta dónde políticos, y justamente partidos políticos, han llevado los procesos electorales.
Los llamados y para nada a “misa”, y quien gane sea el más “tramposo o trompudo”, utilizando todo el aparto y los recursos públicos disponibles, y todavía de los “buenos deseos” de la consejera presidenta del IEEM, Amalia Pulido Gómez, en elevar los estándares internacionales y el principio de mejora continua (sic), en el presumiblemente “reparto de cuotas partidistas” en las designaciones de vocales distritales y municipales, en los que demasiados son los mismos de siempre con distintos “enroques”, una según “mafia” que no permite el ingreso de nuevos perfiles y en todo el proceso local, el exhorto a “la partidocracia”, a Ana Lilia Herrera Anzaldo del PRI, a Anuar Azar del PAN, Agustín Barrera del PRD, Martha Guerrero del morena, “Pepe” Couttolenc del PVEM, Norberto Morales Poblete del PT, al senador Juan Zepeda de Movimiento Ciudadano (MC), a la civilidad y madurez a efecto de garantizar con el voto, la democracia mexiquense.