Carcoma de Layla Martínez

Una de mis editoriales favoritas es la oaxaqueña Almadía, de la cual ya tengo una colección que sobrepasa los treinta libros. Tiene una gran calidad en sus diseños gráficos, sus ediciones y la pluma de sus autores. Ahora no es la excepción y entre sus novedades nos trae una historia que se ha vuelto un acontecimiento en varios países: Carcoma de Layla Martínez, una pequeña novela de apenas 117 páginas. Terror gótico, que habla de masculinidades y su toxicidad, ocultismo, espiritismo, mediums, santos y una casa que es un órgano vivo, inscribiéndose en la tradición de las casas embrujadas. Pero esta casa va más allá y se vuelve uno de los personajes principales. 

Carcoma es la historia de tres generaciones, la abuela, la hija, la nieta y la casa que habitan en un pueblo de España. Contada con retazos a través de las voces de la abuela y la nieta que se van intercalando. La autora recrea la oralidad propia de ambos personajes con dos formas muy particulares y distintivas de hablar. La abuela con una forma más pausada, golpeada y enojada, mientras que la nieta nos cuenta todo con un nerviosismo y velocidad que no admite pausas, por lo que Layla decidió escribir frases largas que se pisan unas a otras al tener párrafos sin comas que aceleran el ritmo del habla. Por esto mismo creo que ayuda mucho la lectura en voz alta, ya que nos adentra en el ritmo vertiginoso y furioso que tiene la novela. 

El personaje en quien gira la narración es la casa. Una casa que tiene vida y se estremece, azota sus ventanas, cruje, se estrechan sus techos, tiembla, nos habla, grita y se lanza sobre quien se atreva a querer entrar, reaccionando a lo que les sucede a sus habitantes.

La casa simboliza el alma del ser humano, el lugar que nos protege de la intemperie y del exterior, por lo cual se relaciona con el cuerpo. Por eso la casa es el reflejo de lo que nos sucede internamente y en este caso es una casa que encierra a las mujeres, una situación que representa la violencia que sufren las  habitantes de este hogar. “Mi madre decía que esta casa hace que se te caigan los dientes y se te sequen las entrañas…” ”Yo os lo he dicho, de esta casa no se marcha nadie. Estamos atrapadas aquí, nosotras y las sombras. Eso decía mi madre.”  

En ese sentido Layla hace un excelente trabajo retratando las masculinidades y sus violencias en el ámbito del hogar y las relaciones amorosas. Genera empatía con las mujeres protagonistas a tal grado que nos hace sentir odio y rechazo por todos los hombres que salen en el libro, hombres abusivos, agresivos y violentos, con un carácter detestable. 

Las habitantes de este hogar aprenden a convivir con los seres que se esconden en los rincones, con las sombras que salen debajo de la cama, con los difuntos que llegan cansados de recorrer largos caminos en una España que está en guerra. 

Una casa en un pueblo abandonado que mantiene las tradiciones religiosas, los chismes y la división de clases. Nos habla de las relaciones que se dan las con los habitantes del pueblo. Un pueblo que es manejado por los ricos del lugar: los Jarabo la única familia con dinero y en la que podían trabajar los habitantes de aquel lugar que lo carcome todo, pero la familia de las protagonistas había prometido nunca trabajar para ellos. 

Carcoma es una obra que nos recuerda la literatura latinoamericana, a pesar de estar desarrollada en España. Podría ser cualquier pueblo latinoamericano. Esto le da universalidad al relato y hace identificarnos con la historia. Evocando la pluma de artistas como Isabel Allende, Mariana Enriquez, María Fernanda Ampuero, Fernanda Melchor e incluso Amparo Dávila. Un texto en el que la realidad y la fantasía se entrelazan con la vida y la muerte, en una historia de venganza. 

Extraordinario libro, que no te suelta hasta terminar la última letra. 

“Los llantos no llegaban a esta casa porque a esta casa de mierda no llega nada, no se va nada pero tampoco llega. Menos los muertos, claro, que arrastran las penas hasta el umbral y luego se agarran a las puertas a las paredes a los estantes a nuestro pelo a nuestros tobillos a lo que sea a lo que encuentren.” 

—Carcoma, Layla Martínez

Arturo Llamas

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