En distintos momentos y en la transición en los municipios mexiquenses y en la instalación de los ayuntamientos al 1 de enero del 2025-2027, y que no se reduce exclusivamente al proceso entrega-recepción, hemos insistido que hay que tener mucho cuidado en elevar a un nivel tan alto las expectativas de los alcaldes virtualmente electos y para el caso, reelectos, y menos a aquellos que ni siquiera han “pisado el infierno”, y enfrentar la realidad, y peor tantito, proyectar una extensión de ser posible al 2030, si ni siquiera han gobernado, y si es que la Reforma Política Constitucional en su vertiente electoral planteada por la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, entre en operación en ese año, y quizá antes, en la elección intermedia.
De cualquier forma, es necesario poner bien firmes los pies sobre la tierra, y tomar las cosas con la madurez suficiente, toda vez que se tienen localidades con diagnósticos completamente crueles; atrasos en obra pública, rezagos en el patrimonio familiar, déficit en materia urbana; en movilidad, conectividad, accesibilidad, protección de zonas naturales y naturales protegidas, además de una alta demanda de agua potable, rehabilitación y recuperación de la infraestructura hídrica, problemas sumamente serios en seguridad ciudadana, falta de Planes de Saneamiento de Recuperación de Ríos, Presas, Vasos Reguladores de Agua, Bordos y Emisores, así como de Barrancas, y múltiples espacios públicos en todo tipo de asentamiento humano.
Evidentemente en nuestra Zona de Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza (NZT), y demarcaciones periféricas a este conglomerado urbano, los alcaldes virtualmente electos de morena, lo mismo Isaac Montoya Márquez; como Raciel Pérez Cruz, el propio Pedro Rodríguez Villegas (PAN), en Cuautitlán Izcalli, Daniel Serrano Palacios (morena), en Cuautitlán, México, Juanita Carrillo (morena), Tepotzotlán, María de Los Ángeles Zuppa “Gely”, Movimiento Ciudadano (MC), Nicolás Romero, Yoselyn Mendoza (morena), Tultitlán, Ana María Castro Fernández (morena), en Coacalco de Berriozábal, David Sánchez Isidoro (PRI), Ecatepec de Morelos y Azucena Cisneros (morena), el entender que hay cosas a añadir a la agenda de pendientes, asuntos sin resolver y que tenemos municipios completamente contrastantes entre unos y otros.
La perspectiva del presente y del futuro, es indudablemente de oportunidades, de hacer lo que tengan que hacer al interior del aparato público para dar los resultados afuera, de cambiar la imagen y el rostro de los gobiernos municipales, de obviar los uno y cientos de compromisos, integrar a esta honrosa responsabilidad, a perfiles de probada capacidad y una trayectoria intachable pero de a deveras, gente profesional que conozca el territorio, el lugar en donde va a actuar y desempeñar un cargo precisamente público como lo marca la ley, y hay tiempo para cubrir los requerimientos, sobre todo para el caso, la Certificación de las propuestas de funcionarios a pasar al órgano de gobierno a su aprobación, aunque seguro y no sean del municipio, que tampoco los perfiles locales, son una completa garantía.
Por otra parte, dejar en claro y en la presunción de muchos, la vida local, sus enormes conflictos y problemas; seguro no se acabarán a partir del 1 de enero del 2025, cuando hay diversos de más de tres décadas, y nadie por muy “pinches barberos y entregados que sean”, será el más grande y el mejor Presidente Municipal en la Historia del lugar, e insistimos, cuando no han “pisado el infierno”, no han tenido ni la “más pálida idea”, de estar a diario enfrentando la alta demanda social, más que la oferta en servicios públicos, las sistemáticas manifestaciones por la falta de abasto de agua, sus constantes recortes, el nada menor y brutal índice criminal que en distintas demarcaciones alcanza las dos décadas sin solución, asentando una policía municipal del mismo tiempo, y en múltiples casos, contar con un cuerpo de seguridad totalmente longeva.
Los escenarios al menos para esta región, la NZT de enorme reto, a sabiendas también que no puede haber alcaldes “todólogos”, y que mantengan un discurso y respuesta a más no poder, logrando una especialidad en la nada, o de plano, arrojar datos erróneos o muy alejados a la realidad que prevalece y sí, efectivamente, asumir los diagnósticos con la madurez suficiente con el propósito de dar viabilidad al proyecto mediato y posteriormente en el control y evaluación de los resultados como gobierno, pensar en la ampliación, en algún período más de gestión al frente de la gerencia, e ir sentando las bases del reencuentro del poder público con la sociedad basado más que “en la despensa y la estrategia de la dádiva”, en la satisfacción y el bienestar cumpliendo con las obras y los servicios.
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